domingo, 15 de mayo de 2016

Garúa de Palermo

Hace ya unos días, rebuscando en la biblioteca de la casa que había recibido en herencia una amiga, hallé un fajo de cuartillas polvorientas ceñidas por un bramante azul.
Se lo hice notar a Alicia y pasamos la tarde leyendo.
En una de esas hojas amarillas por el tiempo, en letra armoniosa y cultivada, provocó mi emoción este escrito que les ofrezco...




Caminas por la vereda derramando la lisura y el menudo pie te lleva rauda hacia ese templo de la danza que hay en Belgrano.
Cuando yo duerma, tú estarás distendiendo el torso, elevando los brazos, alzando las piernas.
Mientras, mi otra alma porteña se desplegará avizorando sobre los tejados de Buenos Aires, y se posará en un árbol frondoso de la calle Guatemala.
Con ojos de ave nocturna, con la agudeza que da la devoción, doblará la esquina de la manzana pareja y se abatirá sobre una cornisa de piedra blanca antigua, en la vereda de enfrente, aquella que un Borges adolescente miró por última vez antes de embarcar hacia Europa.
Volvió y ya nada era igual.
Porque él tampoco era el mismo que un día fue, cuando atisbó a través de los cristales grasientos de un galpón rosado el centelleo de un cuchillo, en puño de un compadrito resentido y duro.
Luego el retorno al café, embebida de tango y de garúa.
Y apareces en el umbral, con el bolso terciado en bandolera. Llueve.

Werther

domingo, 20 de marzo de 2016

Mi recuerdo a un hombre humilde e inteligente, aparentemente hosco y de gran afectividad, con quien tuve largas charlas en días de trabajo, conversaciones que no supe valorar en su dimensión, quizás por mi juventud, y que hoy, pasados los años, traigo a este espacio desde mi memoria..Ernesto Sábato, donde quiera que esté..

"Las vueltas que da el mundo, Borges...Cuando yo era un muchacho, en años que ya me parecen pertenecer a una especie de sueño, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires: en viejas calles de barrio, en rejas y aljibes, hasta en la modesta magia que a la tardecita puede contemplarse en algún charco de las afueras. Luego, cuando lo conocí personalmente, supimos conversar de esos temas porteños, ya directamente, ya con el pretexto de Schopenhauer o Heráclito de Efeso. Luego, años más tarde, el rencor político nos alejó; y así como Aristóteles dice que las cosas se diferencian en lo que se parecen, quizás podríamos decir que los hombres se separan por lo mismo que se quieren. Y ahora, alejados como estamos (fijesé lo que son las cosas), yo quisiera convidarlo con estas páginas que se me han ocurrido sobre el tango. Y mucho me gustaría que no le disgustasen. Creameló."Sábato.
De: Tango Discusión y clave.
Editorial Losada; Buenos Aires; 1968